Cauce dream no es mi primer vídeo, pero sí es el primer vídeo realizado con mi nueva cámara panasonic NV-GS400, una joya tecnológica que me compré el verano pasado. Anteriormente había hecho algunas pruebas con una cámara analógica con la que hice algún vídeo interesante y también en la universidad me inicié con un vídeo en una asignatura llamada "tecnologías gráficas aplicadas". Yo tenía casi todas las asignaturas de pintura y esta asignatura fue mi iniciación con la edición de vídeo. Yo me excusaba ante el profesor por mis pocos conocimientos sobre informática y edición diciéndole que yo era pintor. El profesor me respondió: " ... pues acabarás haciendo vídeo". A mí me sorprendió esta respuesta, pero el caso es que desde que me compré la cámara nueva no he parado de hacer vídeos. Ya van seis o siete vídeos en seis meses y creo que es un medio que me encanta, me siento con el como pez en el agua y permite trabajar el imaginario desde imágenes reales, desde la huella directa de la realidad temporal y espacial. Tiene más dimensión que la pintura o la fotografía, ya que el elemento tiempo aparece como protagonista.
Nada más comprarme la cámara filmé un pequeño documental desde una azotea sobre el barrio en el que vivo y sobre sus golondrinas que planean a toda velocidad en círculos sobre las casas. La idea de Cauce dream llegó de repente. Estaba mirando por la ventana hacia el bosque que hay enfrente de mi casa. El croma es una técnica que ya la tenía en mente y ya había utilizado y surgió la idea de hacerme un traje de un solo color, con una capucha, unos guantes, y unos zapatos de color blanco y filmarme en el bosque caminando, haciendo un recorrido.
Dicho y hecho me construí el traje blanco, cogí el trípode y la cámara y me dirigí hacia el bosque. En Guipúzcoa, donde vivo, no es muy difícil encontrar un bosque cerca, ya que estamos completamente rodeados de montañas y de frondosos bosques. el problema era encontrar un sitio cercano al que pudiera ir andando, ya que no tengo coche. El otro problema era encontrar un bosque cercano, pero en el que no anduviese gente, para poder filmar con tranquilidad.
Este tema era de vital importancia, teniendo en cuenta que yo debía pasearme por el bosque encapuchado, y en la situación que se vive en el País Vasco con el terrorismo, no es descabellado pensar que si por casualidad la guardia civil o la ertzaina andan patrullando por el monte y ven un encapuchado, pueda darse una situación peligrosa. En cualquier caso más me valía andarme con cuidado. Elegí un bosque que hay detrás del instituto adonde estudié. Lo conocía bien, y subí con el trípode y la cámara y el traje en una bolsa. Recorrí el bosque de arriba abajo buscando el lugar idóneo. Me puse el traje y filme un par de secuencias. Pero el lugar no me convencía. Baje un poco más abajo y filme una secuencia en un sendero que resultó ser ideal. El único inconveniente era que desde la carretera se me veía un poco, y me daba un poco de miedo que pasase una patrulla de la ertzaina (policia autonoma vasca ), de forma que filme lo más rápido posible. De vuelta a casa, edite el vídeo y el resultado fue satisfactorio. El único inconveniente era que el color blanco reflejaba el verde del bosque y el chroma no salía perfecto. Decidí entonces hacerme un traje rojo y en agosto, cuando fui a Cigüenza a pasar quince días, me llevé todo el equipo.
Al principio pensé en filmar en los preciosos montes que rodean a Cigüenza, pero me di cuenta de que los alrededores del Molino de mi amigo Julio, eran perfectos. Había un cauce de agua que salía del río Nela, pasaba por debajo del Molino, y seguia hasta reencontrarse de nuevo con el río en una curva. Además había otro cauce que sólo lleva agua en invierno y ahora estaba seco. Tal y como hago siempre en mi actividad artística, no escribí ningún guion, boceto, ni me planteé ninguna idea preconcebida. Simplemente me filme recorriendo los cauces y dejándome guiar por mi intuición, filmado escenas en distintas posiciones. Me tumbaba en el suelo, me escondía detrás de un árbol, entre unos arbustos, recorría una y otra vez el cauce seco y el cauce húmedo. Una vez tuve filmado el recorrido, se me ocurrió filmarme en un trigal. Mi amigo Julio, que me había ayudado como cámara, me ayudó también en el trigal a filmar la escena, y a sentirme un poco menos ridículo vestido completamente de rojo en mitad de un trigal, porque que se me debía ver desde kilómetros de distancia : un hombre rojo en una inmensidad amarilla.
Una vez de vuelta a Guipúzcoa, en septiembre, me puse manos a la obra con el programa de edición de vídeo. Las propias escenas que había firmado me guiaron en el sentido de una historia, un hilo que fuera coherente. Y era evidente: un recorrido circular, repetitivo y monótono y a cámara lenta. Muchas veces la vida se nos presenta así, recorremos los mismos caminos una y otra vez, cansados de ver siempre los mismos paisajes, las mismas piedras, los mismos edificios, la misma oficina.
El personaje de Cauce dream de repente se para y se tumba en el suelo a dormir, a descansar. Es entonces cuando sueña con un lugar distinto, abierto, luminoso, donde se siente libre y donde su propio cuerpo vibra con un fuego nuevo, un agua nueva. El personaje de Cauce dream lleva en su interior los árboles y el camino, el agua y el reflejo del sol. Nos recuerda que los hombres somos naturaleza. Cauce dream es una identificación del interior y el exterior del hombre, una participación mística con el universo. Es empatía con los árboles y el camino. Somos el camino que recorremos, los lugares que visitamos, el entorno que nos rodea.
CAUCE DREAM 2017 from david elguea on Vimeo.
Hay quien dice que la última frontera de la poesía es la ciencia. La ciencia como vanguardia actual de la poesía. Y no anda descaminado quien lo dice, ya que las últimas teorías científicas como la física cuántica o las cosmologías del Big Bang, se parecen asombrosamente a viejos mitos hindúes o de muchas otras partes del mundo. Ya no es extraño oír a un astrofísico decir que somos polvo de estrellas, que las partículas que componen nuestro cuerpo son el polvo de antiguas estrellas que convergieron, como en un remolino gigantesco, en la tierra y en los seres que la habitamos. ¿Hay algo más poético que estos nuevos planteamientos científicos?
El sueño, el imaginario, y por consiguiente el arte, es sin duda la herramienta privilegiada para trascender nuestras ataduras al camino, para sentirnos unidos al universo, en armonía con el cosmos. En los pueblos primitivos, es a través del arte como curan esos médicos del alma que son los chamanes, los curanderos. Sus acciones mágicas son efectivas porque despiertan el poder de la imaginación. por eso lo que hacen además de ser una ciencia (una ciencia de lo concreto, diría Levy Strauss ) es un arte .
el imaginario es lo que nos permite salirnos del camino y vislumbrar lugares nuevos, actitudes nuevas, y vislumbrandolas ya es posible dirigirse hacia ellas. El imaginario es el camino de la evolución, incluso, como decía Beuys, de la revolución. El cambio en el interior del hombre y en la sociedad comienza por imaginarse ese mundo nuevo, ese hombre nuevo. Y donde hay un hombre que imagina otro mundo, hay un artista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario