las armas,
instrumentos nefastos.
Los seres las detestan,
y por eso quien posee el Tao no las toca.
y así el caballero, en su morada honra a la izquierda,
y la derecha cuando empuña las armas;
las armas, pues, no son instrumentos del caballero.
Las armas son instrumentos nefastos,
que sólo deben usarse cuando no se puede menos.
Tener por lo mejor a las armas afiladas,
no es bueno.
Pensar que sí es bueno,
es hallar placer en matar hombres.
Quien halla placer en matar hombres,
no puede tener éxito en el mundo.
Por eso en los asuntos fastos la izquierda es el lugar de honor,
en los nefastos el lugar de honor es la derecha;
de ahí que el mariscal ocupé el lado izquierdo,
y el condestable el lado derecho,
quiere decir que se sitúan conforme a los ritos funerarios.
Cuando se ha matado a multitud de hombres,
llórese con gran tristeza y pena;
cuando se vence en la batalla,
procedase según los ritos funerarios.
Lao Zi " Tao Te King "
Los artículos que he escrito anteriormente en este blog, traslucen cierto interés por la belleza del mundo, por el arte. El sentimiento profundo que mueve este interés es el amor por la vida. Amor hacia lo que crece, a lo que está vivo, a lo que respira, a lo que late, a lo que reverdece, a lo que florece, a lo que cristaliza, y a todas sus imágenes sean creadas por la naturaleza o por el hombre (que no deja de ser naturaleza)
este amor por la vida, por lo que crece, se podría llamar biofilia. Esto no significa olvidarme de la muerte, de lo malo que hay en este mundo. Asumo la muerte, la muerte, forma parte de la vida. No hay vida sin muerte ni muerte sin vida. Pero esto no significa que me tenga que gustar la muerte, ni la deseo para mí, ni se la deseo a nadie. La asumo pero nunca estaré de su lado.
Desgraciadamente hay gente que se sitúa del lado de la muerte, en contra de la vida, de lo que crece, de la arte, de la convivencia. Estas personas no merecen mi respeto.
Ernst Junger, escribió y colaboró en varias publicaciones de fotografías tras la primera guerra mundial, en la que tomó parte..
En sus escritos, ensalzando todo el imaginario del soldado, del honor, y de la patria, crítica abiertamente los movimientos pacifistas que empezaban a organizarse en Europa y en Alemania a consecuencia de las terribles experiencias de la primera guerra mundial.
En su justificación de la guerra y de La figura del soldado, y hablando desde la experiencia de haber combatido en las trincheras de la Europa de 1931, escribe frases como ésta que reproduzco a continuación:
...." una época, de cuya brutalidad no podemos formarnos en modo alguno una idea, está ya en marcha; nos hallamos ya sumergidos en ella. En presencia del acontecimiento todas las discusiones se desvanecen en humo; la invitación a la acción, como monstruosa ola de espumosa cresta, rojo sangre, pasará sobre la nueva Europa y se llevará a todo a su paso: discursos vacíos y estériles que nos agotan, mercaderes, literatos y débiles. Pues la paz no vive del lado del cobarde, sino cerca de la espada "
con intención de justificar la guerra en nombre de la patria escribe lo siguiente: " El pueblo en su conjunto, no quiere renegar de aquello por lo que cayeron tantos de los suyos. La guerra es una cosa en la que todos participan. Sí, por el momento, los nervios se hallan todavía sacudidos por lo que hay de horrible en su aspecto exterior, la guerra aparecerá tal vez a las generaciones venideras como ciertos " Cristo crucificado " de los antiguos maestros: un gran pensamiento que ilumina la noche y la sangre. "...
y continúa escribiendo en su obra " tempestades de acero "... " no estamos dispuestos a borrar esta guerra de nuestra memoria, estamos orgullosos. Estamos indisolublemente unidos por la sangre y el recuerdo. Y ya, en los vacíos que se producen entre nosotros, se eleva una juventud más atrevida. Para los tiempos futuros tenemos necesidad de una generación de hierro que no tenga contemplaciones. Sustituiremos una vez más la pluma por la espada, la tinta por la sangre, la palabra por la acción, la sensibilidad por el sacrificio. "
para Junger, la tranquilidad y la seguridad de la sociedad antes de la guerra, era algo despreciable, y en su deseo de vivir experiencias fuertes, justifica la experiencia del horror como algo positivo... " seguramente la atracción de lo horrible había sido uno de los elementos que nos había tan irresistiblemente atraído hacia la guerra. Una generación que, como la nuestra, tenía tras ella un largo período de orden y legalidad, experimenta hacia las cosas extraordinarias una verdadera sed que contribuye a aumentar aún más la literatura. De este modo, entre otras preguntas, nos había preocupado ésta: ¿ que aspecto tiene un paisaje cuando está sembrado de cadáveres? "..
La obediencia ciega propia del soldado es desde luego para Junger digna de elogio:... " un hombre cuyo valor no está siempre por encima de toda sospecha, debe aprender a obedecer hasta el embrutecimiento a fin de que, aun en las circunstancias más espantosas, sus instintos puedan ser refrenados y dominados por el espíritu del jefe. ".
la vida no tiene ningun valor para el soldado... " por extraño que esto parezca, de los cuatro años pasados en la escuela de la violencia, de todos los furores de la batalla, sacaba precisamente la noción de que la vida no adquiere un sentido profundo sino está movida por una idea y que hay ideales ante los cuales la vida del individuo y hasta la vida de los pueblos no tienen importancia. "
Afortunadamente estamos en el año 2006, y no en 1931, pero desgraciadamente, este tipo de ideas forman parte de la mentalidad militar, tanto de los militares de los ejercitos regulares como de los no regulares. Y son entrenados para aprender a insensibilizarse con el dolor ajeno y para obedecer ciegamente aunque tengan que cometer una masacre injusta. La mentalidad militar, su exaltacion del autoritarismo y de madres patrias del color que sea, permite al soldado matar sin pudor ( y sin ser penalizado). hasta a niños si hace falta, para lograr los fines que los generales consideren oportunos.
Yo estoy del lado de la pluma y de la tinta, de la paz y del consenso,de la vida y de lo que crece. La prepotencia, las armas y la guerra, se las podian meter por el culo estos apostoles del miedo, estos especialistas de la destrucción.
La importancia de las producciones simbolicas ( por ejemplo el cine) en esta educacion bien para la paz y la vida, o bien para la insensibilidad y la destruccion, es crucial. Desgraciadamente la potencia mundial en armamento (EEUU) nos inunda el mercado audiovisual con escenas de violencia gratuita, donde los protagonistas no son los actores, sino las armas, las explosiones y la destruccion . son pura propaganda militarista. La gente deberia reflexionar sobre que gustos le estan imponiendo desde los medios de entretenimiento de masas.
despues de ver cualquier pelicula de accion estadounidense, la unica conclusion que queda en el espectador es que la violencia es divertida.
----Las fotografias y las citas de Junger estan tomadas del libro : " Ernst Junger. Guerra, tecnica y fotografia " universidad de valencia
NOTA: Este articulo no pretende judgar a Junger como escritor, o su trayectoria posterior a la II guerra mundial. Si pretende en cambio mostrar la mentalidad de un soldado en su version mas extrema, cuyo fruto fueron los horrores de la II guerra mundial. Para completar esta exposicion reproduzco varios fragmentos de articulos sobre Junger aparecidos en el pais.
"Después de la derrota del nazismo, los aliados prohibieron la publicación de las obras de Jünger hasta 1949, pese a que el pensador se había desmarcado en varias ocasiones de la barbarie del régimen de Hitler. Su posición frente al militarismo y la guerra fue evolucionando desde la comprensión o, incluso, la glorificación, hacia «un asco ante los uniformes, las órdenes y las armas que antes tanto había amado», como manifestó en el año 1942.
Y es que Jünger participó en las dos guerras mundiales y se alzó como el máximo representante del nihilismo heroico, controvertido por su estetización de lo bélico. Su participación en la primera guerra le provocó 14 heridas y la mítica medalla del mérito prusiana, pero también su primera novela, Tempestades de acero (1920), que fue un himno al heroísmo admirado hasta la genuflexión por el entonces cabo Hitler. "La guerra --escribió-- es la madre de todos". Luego, en 1942, su amigo francés André Gide la describiría como "el más bello relato de guerra", pero sus críticos jamás le perdonaron un desliz embebido en el idealismo de Goethe y Nietzsche.
En 1923 se interesó por la filosofía y la zoología, y a finales de la década se convirtió en una de las plumas políticas más brillantes de la derecha nacionalista. Sus obras El corazón aventurero (1929) y La movilización total (1931) prestaron un gran servicio al nacionalsocialismo naciente. Jünger no tomó clara distancia con el nazismo hasta algunos años después, en Sobre los acantilados de mármol (1939) y La paz (1941), en la que postulaba como necesario un Estado mundial. "Una frase bien lograda es más importante que un combate ganado", dijo. La Gestapo pidió su cabeza, pero Hitler ordenó que se le dejase en paz. "
1 comentario:
"Que el diccionario detenga las balas...que los que matan se mueran de miedo"
Yo también estoy a favor de la paz, pero eso en este mundo lo ve poca gente
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